¿Te ha pasado, a veces, que quieres hacer algo y no hay manera de conseguirlo, sólo surgen obstáculos que te lo impiden? ¿O que desearías no hacer ciertas cosas o no tener ciertas reacciones, y no puedes evitarlo? Cuando, tanto por activa como por pasiva, hay algo que se repite en nuestra vida de una manera casi inexorable, seguro que hay algún patrón inconsciente que nos está condicionando y que no nos permite conseguir lo que queremos.
Estos patrones actúan como programas ocultos e invisibles que condicionan nuestra conducta. Su origen se encuentra, por lo general, en la historia transgeneracional familiar, que se condensa en forma de creencias internas.
Nuestras creencias son como guardas fronterizos: nos dicen con qué sí y con qué no podemos pasar la frontera de la acción. Dicho en otras palabras, constituyen nuestros permisos internos: «soy incapaz de tener una pareja estable», «no me merezco que me quieran», «todo lo hago mal», «es terrible equivocarse», «solo/a no lo conseguiré», «las necesidades de los demás son más importantes que las mías». Estos pensamientos y muchos otros, que pasan por nuestra cabeza como rayos, son fruto de las creencias que llevamos grabadas a fuego en cada una de nuestras células de nuestro cuerpo (más concretamente en las neuronas). Todo pensamiento paga un peaje. El coste de arrastrar creencias limitadoras es muy grande.
Por eso hay que revisar siempre nuestras creencias más profundas y ponerlas en entredicho. Claro que esto no siempre es fácil. A veces necesitamos la ayuda de un buen profesional que nos ayude a descubrirlas, ya que tienen tendencia a esconderse bajo montañas de justificaciones. Cuanto más inconsciente es una creencia, más poderosa se vuelve.
El estudio del inconsciente me fascina. Un libro que os recomiendo y que me parece de lo más interesante es «¿Por qué hacemos lo que hacemos ?: el poder del inconsciente», de John Bargh (Ediciones B, 2018). Este prestigioso psicólogo estadounidense ha realizado numerosas investigaciones para llegar a conclusiones irrefutables. Con sus propias palabras: «Aunque nos ha ayudado a sobrevivir y prosperar, el subconsciente nos puede descarrilar si no somos conscientes de su influencia. El inconsciente está constantemente guiando Nuestra conducta.»
Como psicólogo, cada día veo de qué manera tan impresionante los programas inconscientes afectan la vida de mis clientes. Descubrirlos y transformarlos es una tarea inaplazable para aquellas personas que quieren dar un giro importante a su vida o a su carácter.
Una herramienta que estoy desarrollando y cada día utilizo más es el coaching de arquetipos. Los arquetipos son modelos mentales, construidos colectivamente –bien por la cultura social en la que estamos inmersos, bien por las experiencias del clan familiar al que pertenecemos–, que condicionan nuestra manera de percibir la realidad. Detectar cuáles son los arquetipos que nos representan y poder dialogar con ellos, para hacerlos nuestros aliados, transforma nuestras creencias limitadoras en potenciadoras.
¿Te sientes como el guerrero o la guerrera? ¿Qué precio pagas por estar siempre en guerra, contra ti mismo o los demás? ¿Te sientes como un/a mártir? ¿Qué necesitas aceptar y potenciar para dejar de creértelo y comportarte como tal? ¿O te identificas con el niño o la niña herido/a, el/la maestro/a, la víctima o el/la explorador/a? Yo trabajo con 44 arquetipos diferentes y te aseguro que los resultados son sorprendentes y reveladores.
Como decían los antiguos, «para conocer el mundo, primero debes conocerte a ti mismo».
(PhotoThanks: wonderlane on unsplash)
