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Crecer para volar algún día

La vida se abre paso por los caminos más insólitos. Los hijos vienen siempre porque la vida lo ha dispuesto así. Muchos padres se empeñan en tener hijos, pero la naturaleza se los niega y acaban recurriendo a los laboratorios o adoptándolos. En otras ocasiones, sin desearlo conscientemente, la descendencia llega y toma el hogar de los padres sin pedir permiso.

Si has tenido un hijo, no lo dudes, la vida lo ha querido así; también la vida ha querido que tú y tu pareja seáis padres; así que más vale aceptarlo y afrontar la paternidad con ganas. Van a ser muchos años durante los cuales un nuevo ser te va a llamar papá, y durante este tiempo los aprendizajes –o al menos las oportunidades para aprender– van a ser muchos. Tu hijo o hija crecerá, y tú también, a menos que eches el ancla en la Bahía de Peter Pan.

“Nadie se baña dos veces en el mismo río”, decía Heráclito. Lo sabes: no vas a ser el mismo dentro de un año y mucho menos dentro de diez. De ti depende crecer, estancarte o “paratrasearte” como dicen en Latinoamérica.

Hay quien dice que un niño llega a la vida como si fuera una especie de pizarra en blanco, una tabula rasa, como decía el filósofo mecanicista John Locke. Pero quiero avisarte, éste no es un libro mecanicista y lógico (ver nota al final), sino un texto que apuesta por la visión ambientalista y sistémica. Ello implica plantearse la posibilidad de que un niño viene con algo más que páginas en blanco por escribir. Quizás en su libro la introducción ya está escrita. Incluso quizás también el prólogo. Porque tu hijo ha venido al mundo –o vendrá, según si te has registrado ya o no en el Club de Padres Noveles– con varias herencias: una herencia genética, la de sus padres, y una herencia transgeneracional que recoge los programas, traumas, talentos y creencias de todos sus ancestros, en parte los tuyos y en parte los de su madre.

Sí, lo siento; si creías que tu hijo era sólo el fruto de tu voluntad y de la madre que lo gestó, tengo que decirte que no es así. En el libro que trae bajo el brazo ya muchos escribieron antes que vosotros.

Por otro lado, algo que debemos tener en cuenta necesariamente es que la vida prenatal influye en gran medida en el desarrollo del niño y en su camino hacia la adultez, incluso en la propensión a adquirir enfermedades futuras. Numerosas investigaciones lo demuestran. En este sentido os recomiendo el libro “La vida secreta del niño antes de nacer” (Ed. Urano, 2009) de John Kelly y Thomas Verny, pioneros de la psiquiatría pre y perinatal. Entre otras cuestiones abordan cómo el bienestar materno afecta al desarrollo del niño desde su misma concepción y sugieren factores que ayudan a crear un buen “ambiente fetal”; como, por ejemplo, la meditación y la música, así como una alimentación sana y el descanso necesario.

Para que tu hijo crezca es necesario que el pasado le impulse y no le retenga. Sólo si mira hacia adelante y su atención no está atrapada en el pasado –por ejemplo, en los conflictos no resueltos de sus papás–, este joven retoño crecerá e irá más allá de donde sus padres y antepasados llegaron. Y esto será así si le das permiso para crecer.

¿Qué significa, por tanto, crecer? Desde mi punto de vista significa adquirir los recursos que hacen a un ser humano autónomo y le ayudan a separarse poco a poco del nido familiar que le ha protegido cuando lo necesitaba. Mientras los padres muestran a sus hijos las artes del vuelo armonioso y seguro, las alas de los retoños se fortalecen. Volar, cuando las alas son vigorosas y han alcanzado la talla necesaria, no es ningún problema, pues la naturaleza nos ha dotado de las capacidades para hacerlo (evidentemente, consideremos esto como una metáfora). En cualquier caso, la fuerza para ir hacia adelante siempre nos viene de la vida que nos han dado los que nos precedieron.

Pues no olvidemos que SIN RAÍCES NO HAY ALAS. Tener raíces fuertes y nutritivas significa honrar a nuestros ancestros: respetarlos, no juzgarlos, y recoger de ellos las fuerzas y los recursos para ir hacia la vida, sin querer resolver los asuntos de los mayores. Así la vida se expande y crece con FUERZA.

(Extracto del capítulo 1 del libro de próxima publicación: “Papá, escúchame por favor – Guía para papás comprometidos y entusiastas”, de Lluís Vilalta Urrea)

PhotoThanks: Jeremy Bishop (California)

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