Quizás conozcas el último informe PISA, Programa para la Evaluación de alumnos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que se realiza cada tres años y evalúa las competencias en Matemáticas, comprensión Lectora y Ciencias en jóvenes estudiantes de 15 y 16 años. Este año, los resultados han demostrado un descenso importante en estas competencias, tanto en España como, en general, en el resto de países desarrollados. Cataluña ocupa uno de los últimos puestos entre las Comunidades Autónomas españolas y por debajo de la media de la UE.
Según algunos expertos, la pandemia y las medidas de confinamiento adoptadas son causa directa de esta disminución de competencias, así como las inestables políticas educativas de los gobiernos y la carencia de recursos destinados a la Educación.
Este descenso de las habilidades académicas coincide con otro importante dato, el creciente aumento de trastornos mentales en los jóvenes, fundamentalmente relacionados con la ansiedad y la depresión. Es necesario que nos preguntemos todos ¿QUÉ ESTÁ PASANDO? ¿Qué grave problema está afectando a los jóvenes de hoy en día que les resta motivación y entusiasmo, no sólo por los estudios, sino por sentirse vivos y proactivos?
En mi opinión, que es compartida por otros estudiosos de la pedagogía y la psicología infanto-juvenil, hay dos causas esenciales:
– Estamos viviendo una crisis, no sólo social, sino fundamentalmente familiar. Los padres cada vez se desentienden y delegan más en la escuela y en los profesionales docentes la tarea de educar a sus hijos. No podemos olvidar que es en la familia donde se plantan las semillas educativas más importantes en el alma y la mente de las personas. Por eso, es necesario destinar TIEMPO y revisar nuestro sistema de VALORES. Es necesario dar ejemplo de compromiso y cooperación. Y los primeros que deben dar ejemplo de ello son los padres.
– En segundo lugar, la fundamental comprensión lectora es un apartado específico de un área de mayor alcance, que es la COMUNICACIÓN. Los padres debemos aprender a comunicarnos entre nosotros mismos y también con nuestros hijos. La tendencia a comunicarnos virtualmente, a distancia, con contenidos banales y de corta duración, está empobreciendo las habilidades para relacionarnos. El “postureo” va cuajando en la mente de los jóvenes, que acaban convirtiéndose en un pobre espejo de las expectativas, totalmente estériles, de la sociedad. Y aquí se pierden y no se encuentran a sí mismos, cayendo muchos de ellos en una profunda crisis de identidad.
Como padres y responsables de la educación de nuestros hijos necesitamos tomar medidas: Tenemos que estar a su lado, jugar con ellos, contarles cuentos, escucharlos, pensar críticamente, experimentar la vida con ilusión y alegría.
