Psicología sistémica y Coaching

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¿Se educa igual a todos los hijos?

Como padres íntegros que queremos ser, en caso de tener más de un hijo, querríamos dar las mismas oportunidades a todos ellos y, por tanto, educarlos de la misma manera. Pese a esa loable intención, lo cierto es que no podemos educarlos a todos por igual. La evidencia es incuestionable: no hay dos hermanos exactamente iguales, ni que sean gemelos.

¿A qué responde ese hecho inevitable? Cuatro son los motivos por los que no es posible una crianza y una educación idénticas:

  1. Cuestión de género: Aunque socialmente se busca la igualdad de oportunidades para ambos sexos, verdaderamente esta equiparación no es real. Hoy en día se exige más a las chicas y se es más permisivo con los chicos. La sobreprotección que afecta más a los hijos machos da lugar a lo que Giorgio Nardone (gran psicoterapeuta italiano) explica: estamos creando una sociedad de hombres inútiles y mujeres frustradas.
  2. Cuestión de edad y de orden de llegada: El primogénito debe abrir camino y encuentra a padres inexpertos. El siguiente hijo ya tiene un camino abierto, los padres tienen más experiencia y con frecuencia no querrán cometer los mismos “errores” que con el primero. Por lo general, el primer hijo debería tener más privilegios y más deberes, porque éstos deberían depender de las capacidades de los hijos y, ciertamente, éstas se amplían con la edad. Tratar a todos los hijos por igual, cuando tienen distinta edad no es precisamente acertado. No se trata aquí de democracia, sino de maduración.
  3. Los padres no están en el mismo momento vital en el primer nacimiento que en los posteriores: Fruto de lo que he explicado en el párrafo anterior, los padres no se encuentran en el mismo momento cuando nace un primer hijo o uno posterior. A veces, las expectativas de los padres tampoco son las mismas para un hijo que para otro. Sistémicamente, el orden de los hijos guarda relación con el orden que han tenido los padres en relación con sus respectivos hermanos y, existe una tendencia a repetir ciertos patrones que los propios padres han vivido durante su niñez.
  4. Cuestión de roles: Con independencia del rol que ya comporta el género, existen una serie de roles que los padres ponen a disposición de sus hijos de forma inconsciente: rebelde, sumiso, tímido, extrovertido, indolente, creativo… En general, cuando un hijo asume un rol, éste ya queda ocupado y al hermano siguiente le tocará vestirse con una etiqueta distinta.

A cada hijo hay que darle las oportunidades que necesita para madurar. No ponerle los retos que por la edad le corresponden implica retrasar su maduración.

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