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Resiliencia: vuelve a levantarte

RESILIENCIA: VUELVE A LEVANTARTE

Los padres queremos que los hijos crezcan fuertes y sanos. La fortaleza es más una cuestión mental que física. La resiliencia -junto con la empatía y el asertividad- son competencias emocionales y sociales que todos necesitamos para relacionarnos satisfactoriamente con los demás y tener éxito en todos los ámbitos de la vida.

Cuando un niño aprende a caminar, no sólo adquiere una habilidad motriz, sino que aprende a ser resiliente. Cada vez que cae y se levanta, aprende que una caída no lo es para siempre y que con esfuerzo podrá superar los retos que la vida le traerá.

Los minusválidos que practican deporte son ejemplo de resiliencia. También los padres que -aunque nadie les ha dado un manual de instrucciones- se equivocan, pero vuelven con la esperanza de hacerlo mejor la siguiente vez. También los trabajadores en paro que se reciclan mientras buscan trabajo. En definitiva, todos aquellos que aprovechan las crisis para aprender y seguir creciendo.

La resiliencia es la capacidad de superar las adversidades. Es la capacidad de no caer en el lamento inútil y encontrar las fuerzas para continuar y superarse. Creo no equivocarme si supongo que ésta es una calidad que deseas para tus hijos e hijas.

Algunas claves esenciales para lograr resiliencia son:

  1. Autoconfianza: Para que los hijos confíen en sí mismos es necesario que sientan que los padres confían en ellos. El desprecio termina instalando un pensamiento muy peligroso: «no soy válido«.
  2. Aceptar el dolor: Hay que ser consciente de los propios estados emocionales y que el dolor existe, aunque es pasajero. Cuando cuestionamos lo que los niños sienten con frases del estilo «¡vamos, que no es para tanto!», generamos inseguridad emocional y dudas sobre uno mismo. Para gestionar bien una emoción, primero hay que reconocerla.
  3. Admitir los errores: Los adultos nos cuesta admitir que nos equivocamos por miedo a perder la autoridad. La autoridad se basa en la sabiduría, no en la razón. El orgullo de los padres vuelve orgullosos a los hijos. Todos hemos nacido con el derecho a equivocarnos. Si los hijos se equivocan, la reparación instruye, el castigo frustra.
  4. Aprovechar los retos: Un reto superado motiva y fortalece la autoestima. La sobreprotección, dar las cosas masticadas, evita la oportunidad de aprender y, por tanto, de crecer. Como cuando un niño cae… le podemos dar la mano, pero el esfuerzo para levantarse lo hará él.
  5. Flexibilidad: La resiliencia requiere flexibilidad ante los cambios, saber elegir otras opciones cuando una no funciona. Ser flexible no significa ser sumiso. Cuando nos empecinamos en alguna acción que no funciona, dejamos de ser flexibles.

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