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Herramientas para la comunicación: La empatía

Las competencias emocionales son habilidades que nos permiten relacionarnos con otras personas de manera satisfactoria, tanto para nosotros como para los demás, así como establecer actividades cooperativas. Esto es así porque las competencias emocionales nos ayudan a comunicarnos mejor, hacen posible entender a los demás y ser entendidos. La inteligencia emocional, tan necesaria para tener éxito en la vida, se basa en estas capacidades. Si deseas que tus hijos tengan éxito en todos los ámbitos de la vida (profesional, familiar, personal …) no escatimes esfuerzos para que adquieran estas habilidades.

Hay tres competencias emocionales especialmente importantes: la empatía, la resiliencia y la asertividad. Hoy hablaré de la primera.

La empatía es la capacidad de ponernos en la piel del otro y comprender lo que siente. Una persona piensa y actúa porque en su interior existe una fuerza dinámica muy potente que lo motiva: las emociones. Las emociones dan significado a los hechos. Entender el otro significa saber también cómo se siente. Si queremos entender a nuestros hijos y que ellos nos entiendan, necesitamos necesariamente ser empáticos. En la medida que los padres lo sean, los hijos adquirirán con más facilidad esta habilidad. Cuántas veces no habremos dicho: «¡hijo, quieres escuchar!» También es curioso que una de las quejas más usuales de los jóvenes adolescentes es que sus padres no los entienden. Probablemente la empatía podría evitar estas desavenencias.

Hay cuatro errores en los que fácilmente podemos caer cuando queremos entender los hijos y que dificultan la empatía:

  1. Juzgar: opinamos en términos «esto es bueno para ti, eso es malo». La crítica destruye la confianza. ¿Sabemos escuchar a nuestros hijos sin caer en la crítica?
  2. Interpretar: evaluamos las cosas en función de nuestra experiencia. Es casi inevitable, pero no olvidemos que la otra persona tiene una experiencia diferente y, por tanto, interpreta lo que le pasa de manera diferente.
  3. Interrogar: esto es preguntar para qué nos respondan de la manera en que desearíamos, para obtener la respuesta que buscamos o suponemos. Los jóvenes detestan los interrogatorios.
  4. Aconsejar: quien da consejos siempre se coloca en un nivel superior. Aconseja el que no tiene el problema y lo ve en el otro; pues que cree saber qué hacer. Por lo tanto, aconsejar siempre crea un desequilibrio posicional y sitúa a nuestro interlocutor en una posición de inferioridad.

Evidentemente que habrá momentos en que deberás o desearás juzgar, interpretar, interrogar o aconsejar. En cualquier caso, es bueno saber que la empatía es otra cosa. Básicamente significa escuchar sin juzgar ni opinar. Y evita siempre el sarcasmo.

 

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