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El control parental… O cómo ahorrarse problemas

¿A qué edad dejarías que tu hijo pasara un fin de semana solo en casa? ¿A qué hora le permitirías consumir alcohol? ¿A qué edad permitirías que, después de la discoteca, regresara a casa a la hora que quisiera? ¿A qué edad permitirías que usara el móvil sin restricciones?

Considero que una buena respuesta podría ser: cuando haya demostrado que puede ser responsable de regularse y tomar decisiones de forma sensata. Ahora bien, ¿la responsabilidad se presupone o, como dice la respuesta, tiene que ser demostrada antes?

Curiosamente, de las cuatro situaciones mencionadas, la que generalmente se permite antes es la del uso del móvil, precisamente la que suele generar más tensiones entre padres e hijos adolescentes, tanto por el uso que hacen de las redes sociales como por el acceso a ciertos contenidos y videojuegos. ¿No será que presuponemos que los hijos podrán gestionar con sensatez toda esa ingente cantidad de posibilidades? O es que no hemos previsto la extraordinaria capacidad que tiene el móvil de generar conductas adictivas. Si no, ¿observemos lo apegados que están los adultos a este aparato? Para muchos adultos, el uso diario del móvil y otras pantallas no puede medirse en minutos, sino en horas. Si además añadimos el tiempo que estamos delante del ordenador (ya no por cuestiones de trabajo) y otras pantallas, el tiempo que pasamos relacionándonos con el mundo a través de una pantalla se multiplica. Si estos son los hábitos de los adultos, ¿cómo pretender que los jóvenes no repiten estas costumbres, incluso con creces?

La tecnología genera una dependencia -que puede convertirse en adicción- muy grande; demasiado grande para que un cerebro adolescente, que está en proceso de desarrollo, pueda gestionarla de forma psicológicamente saludable.

En primer lugar, como padres responsables debemos dar un buen ejemplo; y, en segundo lugar, debemos ayudar a nuestros hijos a que asuman poco a poco sus responsabilidades, sin sobrevalorar sus capacidades ni dándoles una libertad de decisión que todavía no se han ganado.

Muchos padres se encuentran con serios problemas de contención de los hijos adolescentes, porque no han sabido tomar medidas preventivas con anterioridad y han «confiado» en la declaración de buenas intenciones que el joven suele hacer cuando se le «regala» el móvil. Pero, no es una broma, esto es como la salud: mejor prevenir que curar.

Si utiliza sistemas de control parental desde el primer momento, puedes ahorrarte a la larga un sinfín de problemas. Una herramienta muy interesante es la que ofrece Family Link, una herramienta de Google que permite gestionar la actividad que un menor hace de su dispositivo móvil, además de supervisarlo y protegerlo de los riesgos asociados a un uso no recomendado. Entre otras cosas, podrás controlar el tiempo de uso, las franjas horarias permitidas, los programas que los hijos utilizan y las webs y contenidos a los que acceden desde su móvil, monitorizando en tiempo real su uso e interrumpiendo, con un solo clic cuando lo consideres necesario, su acceso a internet.

Enseña a sus hijos que libertad y responsabilidad siempre deben ir de la mano.

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